Grisuela

Desde tiempos ancestrales hasta los años 50 del último siglo en la comarca de Aliste, siempre hubo hilanderas y tejedores, más que por hacer dinero, fue por las necesidades del comercio, debido a que la cuestión económica fue baja y la plantación del Lino muy propagada.
La actividad textil en Grisuela parte de un claro fundamento a pesar de que todavía hace medio siglo el trabajo con la lana no era ajeno a la vida cotidiana de los lugareños, ni siquiera el del lino hace tres cuartos de siglo, en el presente pueden considerarse estas tradiciones perdidas por entero.
Precisamente, el hecho de que las Hilanderas fueran exclusivamente mujeres, mientras que los Tejedores eran tanto mujeres como hombres, como se dio el caso de que los últimos que tuvo Grisuela fueron Justo Pérez Fernández a quien le ayudaba mucho su esposa María Galvan Caballero.
Durante muchos años hicieron un sinfín de paños, bien para mantas como para telas de ropas de abrigo, cuando los paños se empleaban para ropa se llevaban a batanear los tejidos a las pisas que tenia el Pisonero en Codesal que las alisaba para confección de las prendas de ropa.
Hilanderas eran la mayoría de las mujeres del pueblo de Grisuela porque no había casa sin ruecas, husos, carros y tornos de hilar, aspares y devanaderas que fueron objeto de acercar una importante industria que giró alrededor del hilado y el tejido.
Tuvo importancia hasta los años sesenta del pasado siglo XX para decaer por entero en las décadas siguientes, cuando la producción industrial se hizo cargo por entero de procesos que habían sido propios de una sociedad de subsistencia y que se habían realizado conforme a técnicas consagradas en el ámbito rural desde hacia siglos.
No hace muchos años Inés Pérez Galvan hija de Justo y María todavía compró unos retales de paño de lino para hacer unas camisas de trajes regionales y los encontró en los sobrados de casas de Grisuela y Rabanales.

¡¡ POCO A POCO HILA LA VIEJA EL COPO ¡¡